domingo, 24 de septiembre de 2023

La ventana al amanecer

 

A veces creo que es la ventana la que me mira,

cruzo ese filamento de luz que moja el cristal,

mi imagen desvaída es un contorno humano

que va extendiéndose por la superficie como un fantasma antiguo.

 

Como la sombra que deja un rayo en el corazón del trasluz,

como el desdoble de un eco, con su color,

su densidad, su coloquio inventado por los pájaros

que llegan a morder la cicatriz de mis ojos

en la piel pulida donde siento latir el más allá.

 

Y la gente que inicia el día, tiendas que no tardarán

en alzar el cerrojo como párpados tras una noche de luna llena,

el bar de los cafés humeantes y las copas de orujo,

los autos con los faros encendidos igual que lobos

que odian los jardines al amanecer.

 

Y el pulso inconmovible de los relojes, y tú con mi metáfora en los hombros,

cubriéndote de ensueño para que yo descifre el ardid de tus pasos

que se alejan,

se alejan

como flechas que añoran el carcaj

que fue su nido antes de que la vida las arrojara

hacia las constelaciones de un futuro

entregado al azar.

 

 

 

 

 


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