Dentro de la lluvia hay
canciones de sal que vienen del mar.
En todos los charcos se
desdoblan los espejos que pisan mis zapatos,
asesinos de nubes y cielos
grises.
Fluyen entre horarios de
espuma aquellos que llegan a las oficinas sin pálpito del amanecer,
pájaros nocturnos de alas
rotas, y guedejas de nostalgia en la cruz de sus ojos
como telarañas de rocío azul.
Aquel pórtico donde mi beso
fue paloma de cristal ya no existe,
ni existes tú que me
recuerdas a esa flor del olvido llamada melancolía.
Dentro de la lluvia no es
posible escribir tu nombre.
A menudo yo canto tu canción
de sal y te observo nadando en el mar,
como nadan los peces en el
acuario de la vida.
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