Escribir un rato todos lo días
como si lo que uno escribe fuera importante
-qué no lo es-.
Un paseo matutino
por la ciudad
oculto tras mis gafas de sol
-así me hago la ilusión
de que nadie me reconoce-.
Esa película que ya vi varias veces
pero que quiero volver a ver,
en plan antojo.
Por la noche un vino
o una caña
según me apetezca.
Y todo gracias a mi amante
que se desvive por hacerme feliz.
Su nombre es Rutina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario