miércoles, 13 de agosto de 2025

La eternidad de la espera

 

Vendrá, tal vez, el orden que no vi desde la honda

profusión de los gestos inmóviles, llegará el aire

limpio o el humo que calcina el rubor de la nieve,

son minutos de reloj los suspiros que callan el incesante

acontecer de los flujos vitales, son arpegios de latitud

los giros inesperados del suceder cuando en un remolino

las cosas circulan a mi alrededor y yacen después de su sangre

viva bajo el humus de lo ido, ocurre que me traspasa la luz

y no queda claridad en mi memoria, pasará un abril tras otro

sin que la duda aleje su sombra, vigía yo desde el faro que observa

el mar con la atención perdida en el horizonte, y no arriba el navío

y no asoma en su velamen la esperanza mientras se hace viejo

el candil que ilumina el océano de la virtud insomne sin otear

un sueño entre las olas cada vez más lejanas del ansia.

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