Los días de viento y lluvia
-aquí son muchos-
la gente se aferra a los paraguas
como si lucharan con gigantes.
Enternece esa voluntad de avanzar dando tumbos,
parándose de vez en cuando
a colocar las varillas
en un combate
que todos sabemos
acabará en derrota.
Si son personas mayores
me aproximo a veces
para ayudarlas.
Algunas se ofenden y yo las entiendo
es difícil admitir que ya no se tienen fuerzas
ni para sostener un paraguas
como siempre,
desde niños,
lo hicieron.
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