sábado, 9 de agosto de 2025

Aquel amor de juventud

 

Te vi desde mi auto cuando el semáforo se puso en rojo.


Eras tú, no tuve duda,

quien cruzaba por el paso de cebra.


Con el andar más lento,

con la ropa más formal,

casi esquelética,

el cabello oscurecido

y unas gafas de ver

que entonces no usabas.


Pensé por un momento en si,

de intercambiarse los lugares,

tú también me hubieras reconocido a mí

a pesar de lo que los años

habían hecho con mi juventud.


Con pudor infantil me agaché

cuando pasabas junto a mi coche

para que no pudieras verme.


Quizá por guardar otra imagen de ti en la memoria

nunca fue tan cruel descubrir

que ya somos

definitivamente

viejos.


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