Eran muy jóvenes
-dos chicos y una chica-,
rondarían los veinte.
Ayudaban a un hombre
que estaba tumbado en medio de la calle
con evidentes signos
de borrachera.
“Enseguida llegará el 112”, nos dijo la chica.
Me fui pensando que con juventud como esta
todavía hay esperanza para el mundo.
A ver si les dejan.
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