Son las seis de la mañana
y he salido a caminar
entre una densa niebla.
Con transeúntes fantasmas,
los faros de algún coche que circula despacio,
la humedad que moja mi piel.
Me gusta sentirme así
es como si el útero de la ciudad
me protegiera de la luz,
de mí mismo
y de los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario