La patria de mi piel es de naufragio
y luz.
Me admiran sus pestañas de luna.
El neón es un nácar volátil,
irrumpe en su pecho
como el sol en la nieve, como
la lluvia
en el corazón de los sueños.
Entre sus manos la forma cilíndrica
del cristal,
las botellas flirtean con sus
dedos,
los jeans arco iris se derraman en la piel nívea
y son de hielo los nombres
que no dice.
En la música hay pájaros de dulce trino,
y céfiros de sal roja, y
sótanos sin alba,
canción de locura, canción de
arrullo.
Si ella fuera sirena yo sería
su isla,
si ella fuera isla, yo sería su
ola.
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