Un rubí de aire en la columna,
el túnel sin vidrieras, 
solo acanto, fragilidad 
y un código innombrable. 
La garganta del pub, roca de papilas sin sal, 
música en el horario de los espejos, 
la astucia del dintel cuando mi lengua vibra 
al llegar como un silbo de lianas y humus de río 
hasta los párpados del color. 
Te invito al cristal iridiscente 
donde tu imagen son gárgolas de arco iris 
y un rosal en los labios 
danza con insomnios de eclipse. 
Es la quietud un cuervo alegre con sus alas de canela 
y su brillo de azabache, olímpico 
como un cromosoma lunar. 
La llovizna en la sien de un dios que llora, 
el arco sin golondrinas nos protege, 
la astucia de los mendigos sabe a tiempo roto, 
abraza mi voz y mi silencio de azufre,
atiéndeme
porque yo soy igual que tú, 
y aun así me ignoras, 
me ignoras.
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