sábado, 27 de marzo de 2021

La fe

 


Es como sentir un ángel de paz en el sueño, sin adjetivos,

como una glicina que trepa hasta el azul con gorriones vírgenes

en su piel, es la nomenclatura que irradia luz, cohetes de adviento

en el pulgar donde las luciérnagas giran, es una alquimia y un muro

abstracto sin rótulos, sin ejércitos de letras que regalen un significado

a la luna. Rezar al sol sin el perfume de la ruleta rota, dormir con una sábana

de amor en el vientre, implorar al desnudo eje del tiempo una flecha

o un alcázar que dé memoria a la nube de este equinoccio que nace

en un óvulo y acaba en el sur del silencio. Mi ansia son dos campanas

ciegas que repican inmóviles, intuyo un clamor de plegarias en la negrura,

es la estridencia insomne de los vencejos; yo quisiera preguntarles si

existe un cielo para los pájaros, y, si no, el porqué de tanta alegría.

 


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