jueves, 23 de julio de 2020

Habitación de infancia

Es negra como una nube de invierno.

No está desnuda
la visten grabados,
anaqueles, cortinajes de lana,
un armario color añil.

Las grecas del papel pintado
como domus de habitaciones intimas,
mensajes cifrados en escrituras geométricas,
un designio de inútil privacidad.

Hay dibujos de hombres que dialogan,
ancianas de paño negro y rostro ajado,
bajeles en la bahía de un pintor anglófilo.

Sobre la cama
días de enfermedad,
libros de aventura, la radio,
voz animal, voz de tribu,
que me recuerda que soy rebaño.

Una sola ventana que da a un patio vertical,
sin juegos de niños ni ropa tendida
ni comadres de vecindad.

Una araña de estaño cuelga del techo,
espigas de cristal, mecánica luz, artificio de la noche.

Esta habitación es mi puerto de salida y es mi isla de llegada,
cajones que guardan diarios, minúsculas cosas,
collage de mi vida.

Ahora vuela en elipse
un ángel tan pequeño como un átomo,
respira junto a mí el mismo aire que entibiece la luna.

Y yo me siento acompañado
como Peter Pan lo estaba
con su fiel Campanilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario