Recibe el agua que cae del cielo, celebra la canción de los segundos,
siente el aire que circula en su nave de vida, espera, párate
porque hay un pedazo de luz que te llama y no oigas otra cosa
que el silencio, no las palabras sin bondad, no el rumor hostil
de los automóviles, ni los pasos en la calle, no los cláxones,
ni el crepitar de las motocicletas, ni la voz rota del pájaro,
ni el tictac del hombrecillo rojo en el próximo semáforo,
ni la algarabía del mercado, no escuches los pensamientos,
ni pongas letra a la mímica de los mudos, quédate aquí
como una estatua en medio de la vida, no temas
que te atropelle el tiempo, no temas a lo que fluye,
sé firme como el árbol que resistió a la noche invicta,
sé la roca que se enfrenta a la marea y la aplaca.
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