Detrás de tu mirada hay labios mudos.
La flor negra en la piel de tu vestido
azul,
tus palabras igual que un poso de café
olvidado,
el rubio eclipse de tu nombre, mi oración
de niño
ante tu puerta cerrada, el cristal que
duplica
tu imagen en los biseles, la ciudad gris
en el jardín de tus ojos, tu pensamiento
sin mí, el olvido en tu faz de pantera inmóvil.
Y yo que te hablo para no oír tu
silencio.
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