miércoles, 24 de enero de 2024

Nada más que Míster Hyde

 

En las esquinas de la noche me espera el deseo como una sierpe azul,
mi voz reprime el aullido, los pasos flotan entre guedejas de bruma,
la luz desvaída de un farol ilumina por un momento el color ambiguo de mi capa.
Olfateo, como un cánido, las calles en busca del misterio de una piel de hembra,
la impudicia mana dentro de mí como el inmisericorde fluido de un metal ardiente.
Mi razón está cubierta de pez, allí moran los instintos salvajes del monstruo que soy.
En mi espalda llevo cuervos y en mi frente la cicatriz inconclusa de un nombre.
Creedme si os digo que yo no amo el mal, es el mal el que me ama a mí.

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