Habité la isla en medio de mi mar, verde como un iris de jade,
poliédrica como un prisma infinito, la isla que no conoció la nieve,
la isla como una sirena varada entre las olas, la isla de montañas
y piedras negras, de testuz de águila y vientre de niño hambriento,
la isla recortada en el azul igual que un cromo sobre el tapiz
del océano, la isla frutal y encinta de flores, de palmas y árboles
antiguos, con su corona de volcán, ojo vivo, incandescente,
dedo que quisiera tocar la frente de dios, frondosa y a la vez
árida como un olivar reseco, de sol sin tregua, aunque también
de tormenta y lluvia, colonial, de playas como labios blancos,
brillante como una joya en la lisura de tu piel, la isla que guardo
en mi memoria, la isla que eres tú y que yo aún habito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario