Un
día fuimos pájaros de luz.
Sin
vuelo, sin plumas, ni alas.
Un
día el horizonte estaba bajo nuestros pies
y
era el presente un rostro desconocido.
El
mar formaba olas en tus ojos con la violencia de un tifón,
barcos
sin bandera en el puerto de tus pestañas.
Y
llovía, llovía mucho en tu piel,
y
en la isla de tu seno vi el amanecer brotar,
vi
el candil colgando de tu axila,
vi
al sol guarecerse bajo tu nombre.
Y
vi como de mis omoplatos nacían alas,
alas
negras, sin fulgor.
Un
día me volví pájaro de sombra
y
ya nunca más regresé a la luz.
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