martes, 20 de junio de 2023

Noche de hotel

 

Pámpanos y almíbar en los labios.

Qué corta fue la noche.

Ríos de neón en las ventanas y el suicidio de las voces indistintas.

Cualquier insecto podría morir aquí.

Llegamos con los laureles encendidos y un color ambiguo en las ropas.

La habitación en penumbra y esos rayos de luna
que descansan en el marfil de tu rostro.

El amanecer nos niega, da luz al deseo, lo vuelve incandescencia marchita.

Tú y yo preferimos un cielo negro, sin estrellas, que no deje rastro,
un abril oscuro donde los cuerpos viajen a su ayer,
amándose como seres redivivos en este carnaval de las horas
que nos vencen.

Y, sí, fue corta la noche porque el día nos trae la sal del invierno,
las ramas secas de octubre.

No te levantes, amor mío,
que aún la claridad dormita.

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