¿Cuál
fue mi gran día?
Podría
nombrar el primer beso,
el día que acerté una quiniela de catorce,
el
nacimiento de mi hijo,
la
primera vez que vi París o Londres,
mi
jubilación esperada…
No
lo sé.
Yo
creo que no hay días grandes sino días
que
de repente brillan con una luz poderosa.
En
el recuerdo.
Y
están ahí, para salvarnos de aquellos otros
días
que nos matan.
Aunque
nadie ignora que son estos los que al final vencen.
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