Yo te espero bajo el arco de la luna.
Hojaldres y viento sur, Desdémona
existe en tu voz. Los gritos del alambre
son verdes, a menudo regresas a donde
no te has ido, hay en la nube una caricia,
la noche, como una doncella triste,
ulula en los soportales. Ven al círculo,
desdobla tus vértices, sé plana como un mapa
que se abrocha a mi piel, dibuja el contorno
de la isla que aún no habitamos; y pósate
en mí después del vuelo, después de la nieve
que viste las farolas con su tapiz de invierno.
Que el agua sea un manantial que fluya
bajo tus párpados, no como herida, sino
como la luz líquida donde nadan los sueños.
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