Dulcísimamente
vuela el cansino pájaro de la aurora.
La noche
fue un adiós de alas y fuego, amamantas al pájaro
nocturno y
luego lo dejas ir, tiene que nacer la mañana
de tu seno,
de tu seno dulcísimo, de tu azúcar que es claridad
anunciada.
Dos pájaros habitan en mí, tú los sueltas, y callas.
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