jueves, 22 de abril de 2021

Ya es primavera, pero yo quisiera llevarte al invierno

 Allí crezco entre las raíces

y el espíritu de los trasgos

que se quitan los vestidos ante el calor que renace.

 

Es una casa de flores y hojas de arcoíris,

un manantial fresco que brinca

y recorre las venas con arpegios de espuma

y laberintos de alegría encrespada.

 

Ver la nube pequeña, en racimo,

encogida

como si el sol del porvenir acariciase su despedida del azul olímpico

que ahora se muestra con un ojo grande

sin parpadeos de agua.

 

Saltan los pájaros igual que salta tu risa

en el columpio de las horas,

ves el terciopelo y es la fruta en sazón,

ves lagartos que tiritan al mediodía,

quitándose la nieve

como alegres príncipes de la claridad.

 

Mayo y su esfera de pámpanos en flor,

la rosa y su nimbo de atlante,

esa luz que salpica la memoria de la luna

que solo recuerda a las estalactitas del hielo

en su frente de nácar.

 

En el seno más profundo de abril yo te veo,

dríade en mi bosque, jardín de tallos escarlata,

jinetes que desnudan los árboles de su costra amarilla

vampiros que salen de sus cuevas ocres para mojarse de albor;

y sin embargo yo quisiera vestirte

y llevarte al invierno

para que ante el leño moribundo me contaras tus noches

donde el abrazo es la primavera que se derrama en mí

como un éxtasis de alegría,

de ríos sin fin,

de párpados humedecidos

que llueven en un segundo

toda la eternidad de la vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios: