Escribes nombres en la luz y yo no estoy.
En el vaho del cristal dibujas un rostro
desconocido. Al volverte te decepciona
mi sombra, en el espejo se aleja mi espalda
y pones la tuya ante el azogue como un triunfo.
Mis letras son de nieve cuando lees mi estatura
de niño con palabras de ciego. En los segundos
del reloj soy el último nunca el primero. Tal vez
no me necesites en el presente, pero quizá
en tu recuerdo habite en la luz, en el vaho,
en el espejo y en este reloj que ahora miro
con desgana.
En el vaho del cristal dibujas un rostro
desconocido. Al volverte te decepciona
mi sombra, en el espejo se aleja mi espalda
y pones la tuya ante el azogue como un triunfo.
Mis letras son de nieve cuando lees mi estatura
de niño con palabras de ciego. En los segundos
del reloj soy el último nunca el primero. Tal vez
no me necesites en el presente, pero quizá
en tu recuerdo habite en la luz, en el vaho,
en el espejo y en este reloj que ahora miro
con desgana.
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