miércoles, 14 de abril de 2021

Llegaste como un rayo de luz al corazón de mi espejo

Cómo brota la incandescencia, ese rubí de rojo fuego
que ilumina la sed del día. 
La fatalidad del misterio,
la noche de alabastro, el ritmo de una música 
que parpadea con oráculos verdes son, tal vez,
la memoria del azar que dibuja un corazón 
sorprendido por los iconos del fulgor. 
El deslumbramiento y su ráfaga invisible 
de himnos azules, el haz de un faro que nace 
en tus axilas y se prolonga como un láser de viento
y murmura un sí inmortal en mis ojos 
que rejuvenecen con latidos de ámbar 
bajo la pérgola de la luz. Y el histrión 
de los insectos que golpean la desnudez de la flor, 
el oro virgen del sol, tus témpanos derretidos, 
la ceniza inexistente, el ímpetu con rosas en los senos, 
tu cintura como un cuévano de altas efigies 
donde rendir la claridad.

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