Te recorro y tus islas son mi edad.
Fuiste la primavera del sol en mi hambre,
un pétalo de espuma que no duerme,
la isla sin olas, ni océano, ni azul.
Fuiste la memoria del mundo entre las saetas de un reloj,
el frenesí de las palomas antes del sueño,
la torre invencible que construye fosos de azar,
la isla que brota sin un volcán que asome.
Fuiste la canción escarlata del crepúsculo
con tu don amarillo de oro en las manos,
el eco que reverbera sobre mi piel sombría,
la quietud muda de un silencio en flor,
la isla en un continente perdido.
Te recorro y tus islas son el futuro que me salva.
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