En el lienzo de mis ojos la luz de la luna. 
El día finge ser atmósfera de colores, 
seres que brincan o pausan su aliento en calles ateridas, 
en automóviles como ataúdes, 
en la sed de un árbol solitario 
que rodea la nieve. 
Poliedros y el álgebra que se borra, 
mis anteojos dan nitidez a la luz, 
al diafragma entreabierto, 
a la dulce caricia de las imágenes nuevas. 
Cuando estás conmigo eres doble, 
la verdad del hoy y la mentira del recuerdo;
y junto a ti el crepúsculo y la aventura, 
los ríos en abril, las ciudades que amamos, 
el confín y la lluvia que nos moja, impertérrita. 
Lo próximo y lo que el horizonte encubre son mi raíz, 
el mundo enmudece y yo sé que no es necesaria la palabra 
cuando quien se desnuda es la luz, la vida 
y este enjambre de sueños que imagino 
al cerrar mis párpados.
 
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