No se mide en letras ni hay que simular otra voz,
aunque sea herida lleva el ungüento de un mañana
albo, no la ocultes, que brote la flor de abril y el corazón
escuche el latido de la luz, que deje de vivir en la sombra
como un niño irreal, que amanezca en el rostro la cicatriz
para que puedas ser la piel valiente de un error, o una semilla
regada por la claridad de ese silencio sin nubes que murmura
en los oídos un silbido unánime, una rosa que fue amamantada
con la sal de un coro gris, un capullo triste que tendrás que regar
en los días del pánico. Pero no siempre es dolor, bajo la máscara
de la alegría se desnuda y da brillo a los ojos y hace volar a las alondras,
o, simplemente, eres tú el mensajero, el que razona las consecuencias
y piensa que el engaño es un pozo de aguas frías donde se pudren
las palabras. Si alguna vez la mentira hizo palidecer tus labios, ignórala,
que el carmesí de la verdad regale su luz a lo que debas decirme.
miércoles, 22 de marzo de 2023
La verdad es la luz
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