Prensil mi índice recorre los espacios ocultos.
Tocó el aire y el silbido, la palabra y una imagen
de ti que la fotografía vela, toco la luz y el pálido
enjambre de las rosas, toco la desnudez de un tallo,
la fina arquitectura del armazón en que vives, toco
la huella de tu cuerpo en mi cama y el azul de tus ojos
en mi noche, toco la fina seda de la enagua antes
de que me reciba tu piel, toco, ahora con mis dedos
en abanico, la jauría del tiempo que llueve en mí
y es un río de azar, toco la blancura de un vestido
que te nombró novia de mis días, toco la plata
porque contiene un sol en sus arterias, toco
la cicatriz de un paño herido por el uso feliz
de las celebraciones, toco la sílaba que un soneto
negó en su artificio inmortal, toco el carmín
que olvidaste en tu neceser y ya no sirve,
toco tus mapas, los que dibujé bajo tus senos
y continuaban en mí, toco el humo de un cigarrillo,
el que compartimos después de ser ósmosis en el abril de la cópula,
toco la lluvia y el ardor de tenerte a solas, toco tu penumbra
y tu alba, toco lo que ya no soy, el pánico a palparme
y descubrir mi vejez junto a las hojas caídas del calendario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario