Yo no sé cuál es mi sed, si la que está en mis labios cuarteados
y mi lengua reseca, no sé si es el alma que necesita de la lluvia,
tal vez podría regar la raíz de mi memoria
para no perecer en el estío de mis noches.
Me despierto sin ti y necesito alas
-que no son sed-.
Qué molécula ardiente brinca si abro los ojos y tú eres ausencia,
qué aire, oxígeno para mis alvéolos
quiere fustigar
con un látigo febril
la crueldad del olvido.
Mi sed es de agua y es un polen al viento,
mi sed no cabe en los círculos,
mi sed aúlla y muere
sin los pétalos del amor.
Quizá un día descubra cuál es mi verdadera sed
y me dé miedo nombrarla.
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