Ayer el silencio fue grito, y el grito susurro.
Ayer la lluvia nacía de tus pestañas,
yo en el cielo solo vi la fuente de tus ojos
derramarse.
Ayer el pan sobre la mesa,
el agua en los labios, y tú callada.
Ayer el olvido fue recuerdo
y el recuerdo una canción que no se olvida.
Ayer el futuro me habló con la voz amable de los espejos
mientras yo escribía este poema
sin remite.
Ayer la luz cubrió tu piel y era la claridad tu nombre.
Ayer viajé sin moverme y fueron horas los minutos.
Ayer lo distinto brotó como un árbol de nieve en el mar,
hoy me pregunto por dónde habré estado.
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