martes, 31 de enero de 2023

Primera cita


El jardín salino, la onda dibujada en tu muslo virgen,

el confín de oro, rayo de luz, cálida flor de relámpagos

y pétalos líquidos en la línea fosforescente del mar,

y la carnosidad del labio con dibujos entre sus grietas,

la aporía del cristal, relumbre del párpado al mediodía,

y si no hay árboles ni espejos en tus ojos, y si vienes

con la cintura engarzada por el cíngulo, y si llegas casi

desnuda, coloquial como mujer que reconoce el habla

primera, sobre la espuma que el viento rocía, fibrosa

pero rígida igual que un junco altivo, si el monumento

y la carne que imita a la estatua son símbolos de osadía,

mientras el candor de la libélula, con su irisada paz

revolotea cerca de ti, de tus brazos sin cicatrices

ni tatuajes, como una luz tranquila, como un fanal

a tu popa, señuelo del azar, tacón que me guía hacia

los oasis de la noche púrpura, bajo el farol que moja

la lluvia, entre música y aliento agrio, sudor de axilas

enfebrecidas, en tu hombro la esquirla de una llama,

y un signo de luna cuando el sexo ya no es una interrogación,

y tú aseveras, y tú respondes si yo te incito, si yo provoco

que grites un sí imberbe que me arrastra como un tifón negro.

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