Lee como si leyera lo escrito
en las alas de un pájaro.
Hay en su rostro ángeles de ensueño,
flores de
espesura y llanto,
jinetes que
cabalgan el azul de sus ojos.
El café está
frío y no le importa.
Cuando la
luz decaiga
en el libro
entrará la noche
con sus
puñales negros.
Jamás supe
qué leía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario