Hablo a
solas, en alto,
como si
tuviera dentro un espejo
donde mi yo
conversara.
Doy los
buenos días al silencio,
en la
habitación solo escucho mi eco,
en la calle
la gente me mira, dialogo, razono
con el aire
que a su vez contesta con palabras infantiles,
maduras,
inquisitivas, desde su boca etérea,
desde su
rincón omnisciente.
Me veo en
lugares imaginarios o revivo en los recuerdos,
repito las
palabras que dije como si estuvieran grabadas
en mi
interior, gesticulo y mis manos son alas que no vuelan,
interrogo a
la luz, a la sombra, al hueco que dejó un hombre al pasar.
Hablo a
solas, en alto,
como un
niño que dice sus primeras palabras
al sol, a la vida, a nadie...
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