Y yo que en tu escalera fui estatua de mármol.
Veamos los horóscopos que el futuro es incierto.
Ni la piedra, ni el granizo, ni la sal de la ola, ni la lluvia
y su repetición constante, nos entienden. Oigo la caída
de un alud, y son solo voces y más voces, un estruendo.
Las uvas en tu vaso sufren, en qué fecha vivo que no imagino,
siquiera, la celebración. Reid, cabalgad el aire, dejaos querer,
que, para vosotros, siempre la mesa estará servida.
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