miércoles, 12 de octubre de 2022

Encerrada

 


Se estrecharon los abriles y fue otoño la casa.

No hables, no digas nunca ayer.

Escribí en la pared un poema dulce con tu nombre al final.

Las cucarachas del tiempo borraron la letra
y ya solo quedó una frase, sin comas ni puntos,
sin adjetivos que dijeran cuánto hay de ti en el silencio.

En los espacios cerrados la luz se vuelve oscura,
el aire se vicia, el tiempo no haya razón.

Pero tú, a fin de cuentas, has decidido vivir entre los muros,
lo mismo que una araña, igual que un ratón
que no se asusta si oye el eco sus pasos.

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