viernes, 21 de octubre de 2022

Misiva a María escrita desde mis sueños

 

Te juro que echo de menos pocas cosas: el rostro de nuestra hija al despertar,

la luz siempre alegre del verano, las flores que crecían desde la raíz de mi árbol,

los vástagos que aún hoy retan al tiempo y negarán el rocío que les di,

la pausa y la voz amiga en una tarde de café

que ha perdido los lunes, las ciudades que quise y no contemplé

-la imaginación es un pan que aún nutre los huesos de mis días- 

la libélula que al atardecer ya no me alumbra,

los territorios que hollé

como un extranjero a la búsqueda de un lugar

que no amara las sombras y, al fin a ti,

que estás en la hoja de un calendario

que se repite inútilmente

cuando abro los ojos y descubro tu ausencia.

 


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