Crisálida o fino papel que guarda un nombre oculto.
Raíz de calcio, átomos que se encrespan en ramas
de vigor, glándulas de esponjas vivas, músculos
estáticos unidos por fibras que amarillean, ojos
del despertar a la luz, boca que exprime la palabra
igual que un altavoz furtivo, pies sin alas que mueven
rutas de aire, el sexo que empina la memoria del deseo
con la carne prieta de la cópula, piernas y brazos
que nadan bajo la clepsidra azulada del reloj,
oídos que no quieren oír el paso de los pájaros
en un abril oscuro, voz que habla para sí, en
silencio,
como la carcoma que roe el crisol del día; yo huésped
de mi cuerpo en la longevidad que fluye, yo en su
interior,
este latido de sangre que escribe un poema en la
noche.
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