Siempre es de noche en la estación del sur.
Olor a espliego y canela,
brisa que moja mis párpados,
luna velada, tímida luna
en el cenit.
Siempre están vacías las estaciones del sueño.
Con gabardina gris,
esbelta como junco de plata,
apareces.
El humo de los vagones acompaña tus pasos,
tus pasos irreales
sobre baldosas de zinc
azul.
Hay un tigre en mis ojos que no te ve,
el gas de un farol ilumina tu ausencia.
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