Aire, pequeño, mínimo aire,
pájaro en el ajedrez del día,
suave textura de fingida quietud
que palpita como un corazón de alba,
misterio del parteluz sobre mi vientre,
hermano de ojos grandes
y espinas de sal.
Vienes a mí con la sonrisa de los profetas,
te apiadas del rubor proscrito,
me susurras un horizonte de puñales
que sajan el tiempo mío,
escribes con olas azules un grito,
espías el sueño, rompes la caricia,
el neceser de la infancia, la canción breve de la cuna.
Hay un sol de ceniza en tus labios,
eres el sombrío espejo de los barcos perdidos,
tu voz, tu flor sin pétalos quiere mi luz,
mi sombra, este animal que exige su guarida,
su éxtasis de raíces adultas
donde dejar un halo limpio con seis palabras invencibles:
soy yo y tú nada puedes.
pájaro en el ajedrez del día,
suave textura de fingida quietud
que palpita como un corazón de alba,
misterio del parteluz sobre mi vientre,
hermano de ojos grandes
y espinas de sal.
Vienes a mí con la sonrisa de los profetas,
te apiadas del rubor proscrito,
me susurras un horizonte de puñales
que sajan el tiempo mío,
escribes con olas azules un grito,
espías el sueño, rompes la caricia,
el neceser de la infancia, la canción breve de la cuna.
Hay un sol de ceniza en tus labios,
eres el sombrío espejo de los barcos perdidos,
tu voz, tu flor sin pétalos quiere mi luz,
mi sombra, este animal que exige su guarida,
su éxtasis de raíces adultas
donde dejar un halo limpio con seis palabras invencibles:
soy yo y tú nada puedes.
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