sábado, 23 de diciembre de 2017

Ciudad de invierno


Es una jaula de mármol su aliento húmedo.
Ya no distingo, frente a mí, el corazón
de la niebla. El invierno tira sus dados
de nieve contra la memoria. Transeúnte soy
de las baldosas heladas. ¿Hacia qué lugar
me dirijo, en qué jardín murió la primavera
de los sueños, dónde el abandono de estos
días blanquecinos como cal que tirita? Luces
de hielo atraviesan la plaza, su inmovilidad
es la de un carámbano puntiagudo y fértil.
La noche habita en la vena oscura del río,
los olmos escuálidos comban sus ramas
sedientos de abril, la ciudad se refugia
en la amarillenta luz de las farolas,
el silencio escribe nubes en unos ojos
que se miran como pájaros sin nido. El
frío y tú sois una canción que no habla.


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