domingo, 3 de diciembre de 2017

Añorándote

En qué momento el círculo perdió su faz,
su enredadera blanca, su jardín de hojas
fértiles o la bondad de la nieve blanca.
He escrito en la frágil canción de los días
christmas azules, amé la curva de los pájaros
y el insomnio del mar. Cada imagen rodó
por mis adentros como un agua dulce
que fluyera perdida en un magma de sal.
¿Y el verdor detrás del ayer?, porque sabes
que la huella es un signo, mientras las campanas
inaudibles concitan lazos entre la ternura y la fe.
Soy ardor y tú eclipse. El misterio navega más allá
de la tiniebla y los niños acarician la senectud
mortal del silencio. Lejos, en la añoranza,
los crisoles del invierno relucen, que caigan
sus hilos, que los maquillajes olviden el color
y un solo centro sea la deidad que olvida
el lugar exacto donde habita tu ausencia.

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