Con mis manos trazo dos alas de agua.
Indistinto con la luz, soy aire que huye de sí,
palabra entre las hojas del otoño, espalda
que nunca habitó en un cuerpo. Hoy pensar
se parece a un ejercicio de amor, porque no soy
yo el que se piensa sino el día con sus monstruos
blancos y su muerte frágil. Hijo de la noche
entre las sombras oculto mi memoria. Es la
soledad de quien ha vivido como una voz
que no se oye o una mirada que únicamente
se atisbó en el trasluz insomne de los espejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario