Tú sabes que la semilla es neutra y que no escoge el
surco,
tampoco ignoras que esa cicatriz que luce tu seno fue
un puñal
de muerte, una vez celebraste la huida y lloraron los
eclipses.
Yo quiero sobrevivir al azar, escondido como un topo
alegre
busco en la memoria y en los ecos una luz, ansío el
horario
que recoja mi hambre, la senectud del anciano que
elige su orilla,
su canción, el título exacto de lo que día a día contempla.
Siempre hay el otro yo que responde y te dice: eres un
infinito
entre los infinitos, tu sombra no existe sin ti, pero
tú existes
por un milagro de no sé qué raíz, de no sé qué
insólita
imagen en la espesura.
Mas, ahora, en la anochecida, ante un cilindro de
cristal,
ante el alcohol imberbe que me ha poseído en la noche,
yo digo que toda la realidad que llegue con el tiempo
de los huracanes será murmullo, cauce en mis ojos,
tan cansados de ser lo que no han sido.
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