Tú naciste alveolo de mar. Tú, madrépora altiva, equilibrio
del haz.
Qué ola tu crin de espuma, qué azul el vientre, qué
cardumen
tus ojos, qué flor de rizos y collares de nácar. En un
cuadro,
la ninfa, Simonetta Vespucci, surcos de vieira, el
coro del céfiro,
un ángel rubio, indolente. En el sur el disco púrpura del
sol
y la isla blanca, con orquídeas en los senos. Y yo,
senectud de barco, memoria de la quilla, submarino
en el acuario de tu vientre doy vueltas alrededor de
ti
como un pez sin alma.
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