Hay un tren sin horas en tu axila.
Y un círculo de ámbar que desconoces.
En la sinrazón los cometas son verdes
y los canarios azules. Son verdad los lirios
impares, la voz de la sal, el espejo blando
donde muere el carmín. A veces se iluminan
las gargantas y brota un adjetivo que se acuesta
en la luz como un ángel fósil. El mar existe
en un iris de pétalos rojos, el mar es una rodilla
que llora. Si buscas un horizonte viejo hallarás
a la luna rubia, que se cansa de ser rubia.
Te acostumbras a los patines de hielo,
caminas-te deslizas- y sabes volver.
Algún día te preguntarás quién eres.
Y un círculo de ámbar que desconoces.
En la sinrazón los cometas son verdes
y los canarios azules. Son verdad los lirios
impares, la voz de la sal, el espejo blando
donde muere el carmín. A veces se iluminan
las gargantas y brota un adjetivo que se acuesta
en la luz como un ángel fósil. El mar existe
en un iris de pétalos rojos, el mar es una rodilla
que llora. Si buscas un horizonte viejo hallarás
a la luna rubia, que se cansa de ser rubia.
Te acostumbras a los patines de hielo,
caminas-te deslizas- y sabes volver.
Algún día te preguntarás quién eres.
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