martes, 13 de agosto de 2019

El día en que Rosa Parks dijo no



-Llamaré para que la arresten
-Puede hacerlo

Dicen que mi color es el de la luna llena. Hoy vi
crecer una sombra bajo la luz de los semáforos,
el aullido sonaba como un agudo estertor de mariposas.
La tarde me aprieta con sus mandíbulas de perro.
Subo al mismo autobús de ayer como la golondrina que gime
entre los rostros de blanquísima predestinación.
Qué ignominia dictó la carne, a qué lugar las palomas negras.
Es un don mi voz, la que dibuja el vuelo de los albatros
y maldice el destino de los músculos encogidos.
Siempre supe que las raíces brotan en cualquier sur,
en cualquier espejo. Quien enciende la llama
desconoce el candil que relucirá como nunca en la historia.
Esta vez llegó a mí, igual que un vómito, la rabia
del no, ese no que destruye la iniquidad
con el sol implacable de la razón.

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