Porque el silencio, si se le atiende, habla.
Ana Rossetti
La palabras que no nacen de tu boca
escriben en mi piel. No es el lamento
ni la risa, ni la verdad o el camuflaje
de asentir; es algo más, toda la sustancia
de los días compartidos, los hechos que
han marcado meses de ilusión, refugio
y lealtad, el dolor como un parto de luz
que estalla sin saber por qué en la mueca
derrotada, el remedo de la felicidad
que no puede mostrarse en la metáfora
de un labio, la actitud con que tejes
o cocinas o lees las vidas ajenas, ausente
de ti, de mí, de nosotros. El silencio
me dice que no hay voz que explique
lo que sé de ti, por eso te escucho
sin que hables, te pienso sin que mires .
Igual que tú, cuando soy yo el que calla.
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