Porque quería ser algo más que palabra, pupila
que ansía compartir la doblez de dos sombras
fugaces, carnalidad de mano que necesita dibujar
tu cuerpo en los vidrios húmedos, lentitud al posar
mi huella en los arcos sutiles de tu piel en calma,
un crisol de sentidos más allá de la astucia de los
verbos latentes, una opacidad que se diluya
bajo los pómulos al dulce contacto de la sed
innombrable. Quería, en fin, la vida de otro.
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