Vendrá el mar con su miel blanca a dormir otra vez
en la orilla, vendrá el frío del invierno como un animal
de escarcha a lamer las raíces de tu árbol cansado,
vendrá la luz a su hora porque el sol es un reloj
celeste de agujas amarillas, vendrá el pájaro del sur
a tu casa con el laurel en el pico y una herida en los ojos,
vendrá la nube con la forma de un nombre que repiten
tus labios, vendrá el viento agitando su monstruoso abanico
entre la furia y el perdón; quedará la mímica del recuerdo
como un ejercicio de amor y despedida, quedará el estío
y la réplica de las estaciones en un carrusel multicolor
que transita la senda de los años, quedará la luna
y el misterio de la noche como un alfanje pálido
que esgrime el dios de los sueños, quedará el can
del olvido ladrando a tu sombra abandonada
entre sombras, quedaré yo si me ves en tus plegarias
como un ángel feliz que vuela con las alas de un niño.
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