martes, 3 de octubre de 2023

El exiliado

 

Bajo el árbol y su orden vegetal de esporas en el aire ya no está mi raíz.

Si fueran los relojes un síncope, una traición, una herida que sutura…

Sale el sol como ayer, como ayer la luz
-ese hilo tan tenaz- hace de ti un jardín de alba.

El desayuno frío, las noticias de la radio,
un café recalentado, las avispas del día, vuelan.

Me olvidé de la metáfora,
en el ascensor tus labios siguen húmedos
como en aquella tarde de nubes negras.

Y el jarrón azul que aún imagino entre mis manos,
el collar que Julia vendió por capricho,
como los perros que vagan y nadie llama,
mi desconocida suerte.

Tan solo el irse, sin fin.

Como si yo fuera una sombra
que imitó a los espejos rotos
donde ya no te ves.

Un extraño que viaja por las autopistas de la infinitud.

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